Estaban en la habitación de Mariel cuándo se oyó un portazo. Billie se sobre saltó.
Mierda. soltó. Mejor voy a la cocina a disimular. dijo y salió rápidamente. Momento luego, su hijo caminaba rumbo a la heladera.
¿Qué pasa?, ¿nos caímos de la cama? inquirió viendo a Joey tomando la botella de jugo.
Tuve una pesadilla. contó y entonces Billie notó lo pálido que estaba su hijo.
Hey, ¿qué soñaste? preguntó con preocupación mientras le pasaba un vaso de la alacena.
Que nos dejabas. soltó viéndolo con los ojos empapados. Billie sintió un nudo en la garganta.
Fue solo un sueño, hijo. Tú sabes que jamás los dejaría por algo más que una gira, ¿verdad? intentó tranquilizarlo. El chico asintió aunque algo quedadamente. ¿Quieres que te acompañe a acostar y me quede un rato contigo? preguntó, cuando sus hijos tenían pesadillas solía ir Adrienne o él a hacerle compañía hasta que se durmieran.
Para su sorpresa, Joey negó.
No, gracias. dijo con una sonrisa. Billie le sacudió el cabello.
Buenas noches, descansa. saludó, su hijo dejó el vaso vacío en la mesada, guardó el jugo y comenzó a caminar.
Buenas noches, papá.
Recién cuando llegó a su habitación, Billie se animó a salir de la cocina, y al mismo tiempo, Mariel salió de su habitación.
¿Qué pasó? preguntó.
Nada, sólo tuvo una pesadilla. contó él y la besó. Mejor me voy a acostar. comentó. Mariel le sonrió levemente a modo de respuesta y cada quién regresó a su habitación a dormir, o intentarlo.
Billie Joe dio vueltas en la cama pensando, estaba nervioso e inquieto. Mariel era la primer persona que le había hecho dudar sobre los sentimientos hacia Adrienne, eso lo asustaba, lo asustaba demasiado, así cómo también lo ponía mal el hecho de que cuando se acercaba a ella, muchas melodías y frases se cernían en su cabeza. No se animaba a intentar escribir porque, en el fondo, sabía que todas las canciones serían una clara muestra de su extraña relación con Mariel, y de las dudas con respecto a su esposa. Además, inconcientemente, temía que en esas canciones que rondaban su cabeza, se encontrara la respuesta a lo que le estaba pasando.
Cause I love you is not enought, Im lost for words. canturreó y quedó dormido. Cinco minutos después, el despertador sonó, despertando a su esposa, más no a él.
¿Ya levantada? inquirió Adrienne con una amable sonrisa, al bajar y encontrarse con Mariel limpiando la cocina y dejando todo preparado para hacer el desayuno.
No podía dormir, además de que si me pagan por cocinar y limpiar, debo ser la primera en caso de que alguien quiera desayunar a las ocho de la mañana, ¿o no? contestó ella también con una sonrisa.
Tampoco para tanto, puedo preparar el desayuno.
Pero me sentiría muy mal… me quieren pagar mucho por hacer poco… no voy a permitir además que cocines tú. dijo y sonrió. Además, ahora tienes que empezar a preocuparte por la tienda. soltó recordando el asunto. ¿Ya sabes qué nombre ponerle?
No lo sé, pensaba en el nombre de la disquera… Adeline, Adeline street, algo así…
Me gusta el nombre, ¿y para el logo tienes algo pensado?
Mmm… no en realidad…
Bueno… para eso, primero lo primero, ¿qué clase de ropa quieres poner a la venta?
Adrienne sonrió.
Ropa que no se encuentre en cualquier tienda. Quiero diseños que no sigan la moda. comentó. Tengo unos bocetos guardados, luego si quieres te los enseño.
Ahora Mariel sonrió.
Claro.
Continuaron conversando largo rato. A las nueve Mariel comenzó a preparar el desayuno y a las nueve y media se encontraban todos, menos Billie Joe, en la cocina, comiendo.
Buen día. saludó con un bostezo.
Buen día, papá. respondieron sus hijos a coro.
Qué tal cariño. dijo su mujer a la vez que él se acercaba a ella para besarla en los labios levemente.
Hoy veré el tema del local, te pasaré las direcciones de los lugares y luego irás a verlos y me dices cuál te parece mejor, ¿si? comentó luego de terminar su desayuno, sus hijos ya había ido a jugar, y Mariel limpiaba la cocina, mientras Billie y Adrienne conversaban, incluyéndola de vez en cuándo.
Claro. asintió su esposa con una sonrisa. Pareces más entusiasmado que yo con todo eso. añadió risueña. Billie se sonrió y miró de reojo a Mariel por un brevísimo instante, y descubrió que ella igual le había dirigido una breve mirada.
Adrienne ni siquiera lo notó.
Un rato más tarde, subió a ducharse, y cuando estuvo vestido, saliven busca de locales adecuados para poner una tienda de ropa, para cuándo fueron las seis de la tarde, su lista se extendía a unas quince direcciones diferentes que Adrienne debería visitar en la semana.
El día transcurrió normal, Mariel y Adrienne de tanto y tanto conversaban un poco, se estaban llevando bastante bien, y de a momentos, cuándo la mujer mencionaba a su esposo, Mariel no podía evitar sentir una leve oleada de culpa, que se desvanecía rápidamente, pero aún así, estaba ahí.
En la noche, cenaron, y cómo los niños tendrían clases de nuevo al otro día, los mandaron a dormir temprano. Billie subió a acostarse antes que su esposa y no bajó en toda la noche.
Temía otro acercamiento a Mariel después de que sus dudas con respecto a todo aumentaran, aunque bien sabía que no aguantaría más de uno o dos días alejado, era inevitable, sabía que más temprano que tarde, volvería a buscarla, necesitaría besarla, abrazarla, tenerla con él… y cada vez se convencía más de que nada de eso acabaría bien, tenía muy presente que debía poner un freno, pero algo más fuerte que su propia voluntad lo impulsaba a seguir.
A la mañana siguiente, Adrienne apareció en la cocina en el momento que Mariel preparaba el desayuno.
Buen día, justo estaba por llamar a Jake y Joey a desayunar. saludó con una sonrisa.
Ya los llamo entonces. dijo Adrienne y volvió a subir. Veinte minutos después bajaban ambos niños a medio vestir. Adrienne volvió a aparecer treinta minutos más tarde, ya bañada y vestida.
Luego de llevarlos al colegio, voy a ir a ver lo del local. avisó. Cuando termino, los paso a buscar.
Ambos asintieron.
Ni bien Adrienne se fue con sus hijos, Billie Joe apareció en la entrada de la cocina.
¿Billie? preguntó Mariel al verlo, y él avazó a ella con paso veloz.
Había pensado que duraría más, pero antes de poder ser conciente, se encontraba besándola casi con desespero.
Un momento y ella se separó un poco.
Hey… ¿qué pasa? inquirió tomándolo del rostro y viéndolo a los ojos.
Él negó y posó su cabeza en su hombro. Luego de un momento, se separó.
¿Hay algo qué desayunar? preguntó, sin prestar atención a la expresión de Mariel, quién no entendía nada.
Eh, si… contestó algo distraída y se alejó a buscar la bandeja que había dejado con los waffles recién hechos. Él le sonrió y se sentó a comer.
¿Tú ya comiste? preguntó antes de comenzar. Ella negó.
Estaba por hacer algo ahora. mintió ante la mirada interrogante del guitarrista. Le había dado su desayuno.
Prepárate y desayunamos juntos. dijo con una sonrisa a la que ella no pudo decir que no.
Bien. contestó y se puso a cocinar.
¿Cómo dormiste? preguntó mientras ella terminaba de prepararse el desayuno.
Bien, ¿y tu? respondió tras enarcar las cejas con extrañeza.
No tan bien cómo hace unos días… dijo él y ella torció la boca en una media sonrisa.
¿Te encuentras bien? inquirió.
Si, ¿por qué?
Estás… raro. respondió, Billie sonrió.
No pasa nada. mintió y luego de sonreírle, continuó desayunando.
***
¿Andrea? preguntó Mariel con una pronunciación casi normal del nombre español. ¿Cómo estás? inquirió sin salir de su sorpresa.
Billie la miró extrañado, y se preguntó luego, ¿por qué si tenía celular nunca se los habían intercambiado?, en un par de oportunidades, que él recordara, le habría servido a ella o él tenerlos. Atribuyo aquel desliz a que no era gran amante de ese tipo de tecnologías, y por lo que parecía, Mariel tampoco.
¿Estás en California? logró escuchar, saliendo de su trance. Se la notaba muy sorprendida y feliz.
Si, volví, mi trabajo me lleva por todo el mundo, este mes me tocó aquí. Estoy en Oakland… contestó la chica del otro lado, pero claro que solo Mariel oyó.
¿En serio? volvió a preguntar, denotando una vez más felicidad y sorpresa. Yo estoy también en Oakland, trabajo para una familia, limpio, cocino y a veces cuido un poco a los dos niños. ¡Definitivamente, tenemos que vernos! dijo. Billie Joe seguía mirándola con curiosidad.
Claro, tú dime dónde y cuándo que conoces mejor el lugar. respondió su amiga.
Un amigo tiene un café muy lindo. contó para redondear, ¿para qué aclarar que era amigo de su,… ¿jefe?, ¿amante?, Mike no era su amigo, pero lo conocía y se llevaban bien y no tenía ganas de mayores rodeos.
Bien, entonces, mañana te llamaré y arreglamos. Tengo que desempacar y estoy muerta. Aún no bajé del taxi. dijo y ambas soltaron una risa.
Claro, mañana hablamos. Adiós. saludó Mariel, radiante.
Adiós.
Cortó la comunicación y luego de sonreír con el aparato aferrado en ambas manos, se dirigió al living, desde dónde Billie lo miraba, tomando la escoba en el camino.
¿Quién era? inquirió sin denotar muchas emociones en la pregunta. ¿Y cómo es que no tengo tu número de celular ni tu el mío? agregó y ella rió por el tono. Billie también rió.
Andrea, una amiga de México respondió, recobrando la sonrisa. Y em… no lo sé… supongo que nunca se me ocurrió pedírtelo, solo recuerdo que existe cuando suena. agregó con cara de desconcierto. Billie rió.
Yo me enteré hoy de que tienes celular… y nunca se me ocurrió preguntarte si tenías, porque al igual que tú, nunca recuerdo que tengo uno. Aunque por el mundo de la música, suelo recordarlo más seguido que tu, a mi pesar… comentó. Ella se limitó a asentir con una sonrisa. Oye, volviendo a tu amiga… ¿cómo llegaste a tener una amiga de América de Sur?, nada en contra… preguntó y se defendió al ver la cara de sospecha de ella. me refiero por la distancia y eso… ¿viajaste alguna vez?, ¿o qué?
Mariel sonrió.
Mi papá trabajaba en una multinacional… Antes de la crisis que tuvo la empresa, solían hacer una reunión anual. Había una lista de diez invitados por país, en ella entraban los mejores del año. La lista la encabezaba por los dos mejores, y podían asistir con todo pago, desde viaje hasta estadía, el empleado y su familia. El tercero y cuarto de la lista, podían asistir, pero debían cubrir sus gastos y confirmar asistencia creo que cuarenta días antes. Si se cumplía el plazo y sobraban suficientes lugares, se habilitaba al quinto, sexto, séptimo, según la cantidad, para que treinta días antes confirmara. Y si sobraban, el resto de los empleados en la lista, podían confirmar asistencia hasta diez días antes. explicó. Bueno, y resulta que mis padres eran los primeros de la lista, y los padres de Andrea, los primeros en la suya. Normalmente éramos (nosotros y ellos) quienes encabezaban la lista del país, aunque algunos años descendíamos a segundos, terceros o hasta cuartos. Entonces, siempre asistíamos. continuó. A pesar de ya ser medio obvio el resto, Mariel siguió contando. Andrea tiene mi edad, y nos conocimos a los cuatro años en Argentina. Cómo nos hicimos amigas y la estadía paga del hotel cubría una semana, continuamos jugando en el hotel. Todos los empleados de la empresa sabían inglés, y sus familias, o sabían o tenían una noción. Andrea, por tener cuatro años, sabía bastante, entonces nos entendíamos bastante bien.
» Al año siguiente, nos encontramos en Francia, luego en Inglaterra, se quedaron dos días de más por insistencia de ella, hicimos una pijamada en casa que abarcó ambos días, más tarde en Brasil, después tocó Australia, entonces éramos muy amigas y su madre nos sugirió mantener contacto por carta cuando llorando nos despedimos en el aeropuerto. Nos pasamos nuestros datos y comenzamos a mandarnos cartas cada semana. Al año siguiente, la reunión se llevó a cabo en su país, nos quedamos dos semanas más de lo estipulado, y conocí su casa, su barrio… al año siguiente, se celebró la última, fue en Estados Unidos. Conoció mi segunda casa y también se quedaron bastante tiempo más del planeado. Luego la empresa no pudo hacer más esas reuniones y siguió cayendo, hasta que mi padre cambió de trabajo.
» En fin. Durante nuestra adolescencia, cambiamos las cartas casi por completo por el teléfono de línea. No sé cómo nuestras madres no nos mataban. ¡Llamadas de Estados Unidos a México! Billie rió. Mariel suspiró con nostalgia antes de continuar. La vi por última vez en su fiesta de quince. Su regalo de cumpleaños para mi, fue invitarme, ponerme a que le entregue una rosa, y entregarme ella una vela. (Tradición de las fiestas de quince). aclaró ante la cara de no entender del cantante. Y mi regalo de cumpleaños para ella, fue ir a su fiesta…
» Y bueno, hoy a más de cinco años de no verla, me llama y dice que está aquí, en Oakland. finalizó, volvió a su radiante felicidad.
Billie sonrió al verla tan feliz.
¿Por qué no la invitas a cenar?, puede pasar la noche aquí. Pueden acaparar el estudio y beber un poco, y charlar a gusto, o si te sientes mal con eso, podemos hacer una ‘‘mini fiesta’’, traigo a Mike, Tré, Jason, Adrienne a alguna amiga, y tú a… Andrea. sugirió, agregando la idea de la fiesta al ver el ‘‘Ni lo pienses, no podría’’ estampado en su rostro. Y pronunciando el nombre con algo de dificultad. No se le daba muy bien el español.
Mmm… meditó ella. No lo sé…
Vamos, será divertido. Si quieres sal de día, pero invítala a cenar, sería un entretenido cambio de rutina, ¿no crees?
No quiero abusarme de tu hospitalidad. confesó.
Billie la miró como perdido un momento.
¿Hablas en serio? inquirió con una ceja alzada. No seas tonta, en serio, mientras no traigas ningún novio… bromeó y rió. Es chiste eso. Si cuando retomes los estudios consigues novio, puedes traerlo cuantas veces quieras. dijo hablando en serio, aunque algo en su interior no estaba muy de acuerdo con sus palabras. Cómo sea. Luego dime qué día arreglan con tu amiga y si quieres que venga sola o no, para saber si traer a los chicos… soltó y se paró. Miró rápidamente a la puerta y le dio un fugaz beso en el cuello. Luego bajó al sótano.
Ella lo sabía. La puerta del estudio permanecía abierta, a pesar de no verla, sabía que así era. Billie Joe había hecho una especie de invitación que ella, aunque quisiera, no podría rechazar. Antes de que siquiera ese razonamiento se formara en su cabeza, Mariel se puso de pie de un brinco y caminó por dónde Billie acababa de pasar.
Efectivamente, la puerta estaba abierta, más bien, entornada. Al abrirla del todo, la escalera se hizo ver, y al final de ella, en el espacio dónde estaba la puerta que llevaba al estudio vio una corbata colgada. Definitivamente, era un idiota, pensó con gracia y comenzó a bajar los peldaños uno a uno. Cuando llegó a la puerta a prueba de sonido, la abrió lentamente, y se encontró con un Billie Joe tocando la guitarra, viéndola de manera provocadora, incitándola a acercarse, y cómo si algo invisible la tomara de la mano y arrastrara hacia él, ella avanzó.
Adrienne volverá de ver locales en cualquier momento. dijo Mariel. Se encontraba recostada sobre el torso desnudo de Billie en el sillón más largo del estudio.
Él suspiró.
Tienes razón.
Dicho esto, ambos se pusieron de pie y vistieron. Luego Mariel abandonó el sótano y Billie quedó abajo, tocando la guitarra.
***
Al otro día, todos (menos Billie) despertaron temprano, Adrienne llevó a Jake y Joey al colegio mientras Mariel se quedó en la casa limpiando lo que desayunaron y hablando con Billie que recién terminaba su desayuno.
¿Al final qué harás con tu amiga? inquirió.
Ella suspiró.
No lo sé…
Hablé anoche con Adrienne y me dijo que no tiene problema, hasta se entusiasmó. Hace tiempo que no traemos gente para tomar, comer pizza y pasarla bien un rato. interrumpió él.
Mariel volvió a suspirar.
Bien, le diré. cedió al fin y le sonrió.
Dile del viernes, así llevo a Jake y Joey a la casa de mi madre a dormir.
Bien.
Momento más tarde, Billie llamó a su madre para arreglar lo del viernes. Los chicos se quedarían a dormir viernes y sábado y los irían a buscar el domingo en la tarde.
Mariel luego, llamó a su amiga.
Andrea, ¿cómo estás? saludó.
¡Mariel!, bien ¿y tu?
Bien, bien, quería avisarte de que aquí me insistieron para que te invite a comer y a tomar unas cervezas a la casa. O sea, a dónde trabajo. Vendrán unos amigos de la pareja, será genial. El viernes en la noche, te paso la dirección por mensaje. contó.
Mierda, quisiera jefes así. comentó y rió. Bien, entonces, te veo el viernes. dijo con una sonrisa.
Claro, adiós.
Adiós.
¿Y bien? preguntó Billie que recién entraba al living.
Dijo que sí. contestó y Billie sonrió ampliamente.
·
Subí cap O: (? milagro. Ok, prometo que algún día volveré a subir seguido(?), me voy a responder los comentarios :3
Estoy escribiendo una novela, onda, no fic, novela toda imaginada por mi. Si sale cómo espero, va a ser una onda libro, o sea, capítulos extensos y en gran cantidad (tipo Harry Potter, Crepúsculo, etc... o sea, no saga xD, pero la historia va a ser del largo de un libro de esos más o menos)
En fin, cuando la tenga bien encaminada les cuento de qué trata y si les interesa, la subo a otro blog(? para que la lean, sino, bueno, la subo igual pero no la leen (??) xD
Cómo sea, me voy a responder :B
*Respondí en la entrada del cap porque no podía comentar en sus blogs ._. y porque no sé dónde se comenta en Tumbrl(? xd y no me acuerdo mi usuario D: jaja*